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"He aquí, bienaventurado Padre, que con palabras sencillas hemos alabado de algún modo tus magníficos hechos y explicado algunas de las innumera– bles virtudes de tu·santidad. Sobradamente conocemos que nuestras palabras distan mucho de realzar tus grandezas cual mereces, ya que para explicar las maravillas de tanta perfección no pueden ha– llarse palabras adecuadas. Pedírnosle, como también a cuantos nos leyeren, tengan en cuenta tanto el afecto como la diligencia que en hacerlo hemos puesto, alegrándose de que la pluma de los hombres sea cosa muy inhábil para ponderar debidamente la gran– deza de vida tan esplendente... Pero hemos escrito estas páginas deleitados con tu re– cuerdo, el cual, mientras vivimos, nos esforzamos en comu– nicar a los demás, aunque sea con lengua balbuciente... Llévanos a ti, dignísimo Padre, para que corramos con ardor en pos de tus perfumes los que al presente ves tibios por la desidia, lánguidos por la pereza, medio muertos por el descuido. El peque-fío rebaño te sigue... " Oración de los compañeros del Santo, en To– más de Celano, Vida II, CLXVIII (Tomado de la BAC. Escritos de San Francisco y bio– grafías de su época). 395

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