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18 CORO A VARIAS VOCES El eco de un pueblo Cartas, telegramas, artículos de periódico, discursos, forman un coro polifónico que canta al fraile que en su aspecto, en las llagas, sobre todo en el corazón, tenía algo de Jesucristo. Si el coro de cuantos le habían conocido cantaba a unísono exaltando sus virtudes, al mismo tiempo formaba acordes, de los que cada voz proclamaba alguno de sus aspectos. Por ejemplo, los telegramas llegados a los capuchinos y a la Casa Alivio, aunque obviamente breves, ponían de relieve aspec– tos de la personalidad del fraile desaparecido. Vamos a escoger algunos de estos telegramas: alma elegida, siervo fiel, dignísimo hijo de San Francisco, alma buena, padre querido, religioso ve– nerado y amado por sus preclaras virtudes, ejemplar capuchino, apóstol consolador de innumerables multitudes de afligidos y realizador de grandes obras benéficas, hombre de Dios, dignísimo apóstol capuchino dado para manifestar admirables decretos di– vinos y sometimiento a la santa madre Iglesia, religioso santo, apóstol incansable en el confesonario, realizador de obras impo– nentes para aliviar la miseria humana, un apóstol de fe y de espiritualidad, nuestro inolvidable Poverello de Pietrelcina, dulce e inolvidable figura que bendice, ejemplo para todos de entrega y de fraternidad cristiana, uno de los más grandes hijos de San Francisco de Asís, divino mensajero, bienhechor de la humani– dad, angelical apóstol de la fe , hijo humilde y ejemplar de San Francisco. La prensa fue unánime en la exaltación del desaparecido hom– bre de Dios. Vamos a entresacar algunos párrafos breves de pe– riódicos de aquellos días . . 375