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piedra del futuro Viacrucis monumental -en recuerdo del quin– cuagésimo aniversario de los estigmas- la muchedumbre se diri– gió a la iglesia, para la misa vespertina. El P. Pío se encontraba en su habitual sitio de oración: en la tribuna, al lado izquierdo del altar mayor. En su puesto de hombre en oración, no podía hacer nada mejor para animar a sus Gn,1pos de oración. Terminada la misa, trató de ·levantarse para bendecir a los presentes. No lo consiguió: permaneció encorvado, como un Cris– to imposibilitado de moverse bajo el peso de la cruz. Ayudado por sus hermanos, colocado de nuevo en su silla de ruedas, le llevaron a la celda. En el atrio, llamado de "San Francisco", bendijo y saludó a los últimos presentes. Desde la ventana de la celda número 1, el padre 3aludó a la multitud, moviendo un pañolito blanco. Bajo su c~lda, en la pradera, más allá del muro de la clausura, mucha gent~ levantaba antorchas y velas encendidas. De vez en cuando el padre conse– guía levantar su pañuelo blanco, como un saludo, hasta que se c~rró la ventana, que le privó de las miradas de sus hijos. Para siempre. La última noche En la celda, el superior le preguntó cómo se enC)ntraba. El padre apenas pudo responder: -Mal, mal, hijo mb. Sólo me falta el sepulcro. Estoy más allá que aquí. En la noche del 22 de septiembre, el P. Pío, en cama, quiso que estuviera a su lado el P. Peregrino. Como un niño amedren– tado, a media noche pide al P. Peregrino que se quede con él. De cuando en cuando pregunta qué hora es. Después de media noche le pide que le aplique la misa del nuevo día. Se confiesa. Le dice al P. Peregrino que en su nombre pida perdón a los hermanos por las molestias que les ha causado. Pide a los religiJsos y a sus hijos espirituales una oración por su alma. Declara qt:.e los quiere bendecir a todos: a sus hermanos, a sus hijos espirituales, a sus enfermos, a su hermana Pía, a sus sobrinos y los familiares de éstos. Pide renovar su profesión religiosa. Se le nota un afán de dejarlo todo arreglado para poder irse tranquilamente. 366

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