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de pobreza. Aunque ya había dispuesto que, a su mu~rte, todos los bienes de la Casa Alivio pasasen a ser propiedad ée la Santa Sede, con fecha del 11 de mayo de 1964, el P. Pío redactaba .un testamento ológrafo, en que nombraba a la Santa Sede y, po.r ella, al Sumo Pontífice "pro tempere", como "heredern universal de todos los bienes muebles e inmuebles". El viernes santo de 1963 el P. Pío hizo esta confidencia a dos religiosos: -No puedo más. A pesar del agotamiento y de la dificultad de mantenerse en pie, no quiso limitar su actividad sacerdotal. En tales condiciones, cualquier otro se hutiera retira– do a descansar. Por ejemplo, el 3 de septiembre de 1965, después de haber descansado un rato, desde la cama llamó a los padres Honorato y Marcelino de Casacalenda: - Venid a :;acar de la cama a este perezoso. Y, aunque agotado, salió a oír CJnfesiones. El 17 de febrero de 1965 le habían concedido la dispensa para poder seguir usando el latín en la misa. Desde el 24 de noviembre de 1966 la celebró sentado. Por su caminar, cada vez más impo– sibilitado, necesitaba que los frailes le llevasen de la celda a la iglesia y de la iglesia a la celda. Desde 1965 aquel anciano sacerdote, falto de salud y atacado de asma bronquial, a veces no decía misa. Se multiplicaron los controles médicos, sobre todo en el trimestre septiembre-noviem– bre de 1966. Fue en este período, exactamente la tarde del 14 de octubre, cuando el P. Pío dijo a su sobrina Pía Forgio:ne Pennelli: -Dentro de dos años os abandonaré. Y repitió con plena seguridad: -Dentro de dos años os aban– donaré, porque me habré muerto... En 1967, las primeras crisis de asma bronquial le produjeron opresión torácica, taquicardia, sudor frío, insuficiencia respirato– ria. Se le sumaban dolores de artritis en las rodillas y columna vertebral. Desde el 29 de marzo de 1968 comenzó a desplazarse en una silla de ruedas, porque movía las piernas con gran dificul– tad, hasta el punto de no sentirlas. El 7 de julio tuvo un colapso de las fuerzas, que le impidió, con frecuencia, celebrar misa. No faltaban las tribulaciones ocultas, las del almc.. Sufrió mucho en los últimos años. Desde 1965 aparece depri– mido, de pocas palabras o en silencio durante las recreaciones, él que, de ordinario era.. . el rey de la conversación. Da:,a la impre– sión de que le asaltaban visiones nada tranquilizad:>ras, que le turbaban. La noche entre el 5 y el 6 de julio de I964, se oyó en su 360
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