BCCCAP00000000000000000000448

encerró en el silencio; cuando le mandó hablar, habló; cuando le mandó rezar, rezó; cuando le mandó celebrar, celebró; cuando le dijo que se ocultase, se ocultó". A pesar de los duros controles, de las severas investigaciones, de las estrechas limitaciones, a pesar de que Juan XXIll permitió la investigación religioso-financiera, que en los años sesenta le había causado tanto dolor, el P. Pío tuvo tanta fe que llegó a decir: La mano de la Iglesia es suave, incluso cuar.do golpea, porque es la mano de la Madre. Como si obedecer en silencio no le bastase, el P. Pío tomó parte muchas veces en la defensa de la Iglesia y de los iombres de la Iglesia. Viendo que eran inútiles sus intervenciones para hacer desistir a Manuel Brunatto de una publicación que no hubiera sido nada favorable a ciertas personas eclesiásticas, el P. Pío el '27 de marzo de 1933 escribía al superior general: "Me siento aplanado y ate– rrorizado cuando me pongo a pensar en el escándalc que levan– tará aquel infeliz con aquella publicación... Que el Señor inter– venga directamente y libre a la santa Iglesia de tales éesventuras. Amí no me resta otra cosa sino multiplicar mis pobres oraciones, macerar mi cuerpo y martirizar mi espíritu". ·· Se enfrentó con el mismo Brunatto, escribiéndole para pedirle "en el nombre santísimo de Jesús ... una gran muestra de amor filial": "Si verdaderamente me quieres como a padre, no prosigas en todo eso que me dicen que estás haciendo por mí :r por lo que me atañe, porque ello mortifica a personas de la nnta Madre Iglesia y de la Orden capuchina, de las cuales soy hijo devoto. No se puede amar al hijo si se injuria a la madre. Ponte con fe en las manos de Dios". Aunque falló su intento, el P. Pío no abandonó las armas, y así escribió a Brunatto: "Con profundo dolor he comprobado que mi palabra paternal no ha logrado abrir una brecha en tu endurecido corazón, y que ni siquiera la idea de que :me traspasas el corazón te aparta del descarriado propósito de amargar a nues– tra Madre común. Una vez más te conjuro y te suplico a que no dejes que caiga en el vacío el ruego de un pobre fraile, que siempre ha rezado y reza por tu salvación". Se enfrentó con energía incluso con el doctor Fef.ta, para que cesase de hacer afirmaciones que difamaban a los superiores de 356

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz