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-Virgen, Madre mía, entraste en Italia y me puse enfermo; ahora te vas y me dejas enfermo. Le dejaba muy cansado y abatido, habiéndole diagnosticado los médicos "un tumor en la pleura". Fue un instante de lamento filial cuando el P. Pío sintió como un estremecimiento en todo su cuerpo. Lo repitió mientras vivió: -En aquel mismo instante sentí como un escalofrío por los huesos, que me curó inmediatamente. El P. Agustín lo atestigua: "En un momento el P. Pío sintió una especie de fuerza misteriosa en el cuerpo y dijo a los religio– sos: Estoy curado". El encargado de la relación bimestral escribe: "En el último saludo que le dirigió en las primeras horas de la tarde del 6 de agosto, en el momento en que la imagen se alejaba por los aires, el P. Pío sintió un estremecimiento e, inmediata– mente, un gran bienestar: se sintió sano y fuerte como nunca". El provincial de Foggia, P. Amadio de San Giovanni Rotan– do, en carta del 10 de agosto de 1959, daba cuenta al superior general de la Orden: "El P. Pío no excluye, antes bien afirma resueltamente, que su restablecimiento se debió a la intercesión de la Virgen de Fátima, cuya imagen fue llevada a San Giovanni Rotondo la tarde del 5 de agosto. Afirma que cuando la imagen se estaba alejando en el helicóptero a las dos de la tarde del día 6, de pronto, después de haber invocado a la Virgen Santísima, se sintió tan sano y fuerte como nunca en la vida". El doctor José Sala precisa que, en aquel tiempo, el padre había sanado ya de la pleuritis; se preveía una convalecencia que se hubiese tenido que prolongar durante varios meses, de no haber complicaciones, sin saber el resultado y obligando al pa– ciente a suspender su actividad habitual. El doctor Sala reconoce que "el P. Pío se repuso de un modo inesperado y con la terapia señalada por los médicos". Por el contrario, el retorno repentino de las fuerzas y la rápida conclusión de la convalecencia fueron algo imprevisto, que el padre atribuyó inmediatamente a la intercesión de la Virgen de Fátima. Su vuelta a la actividad - desde el 10 de agosto la cele– bración de la misa, desde el 21 de agosto las confesiones de hombres y mujeres- demostraba que estaba curado, en contra de todos los diagnósticos. El mismo decía que se sentía "comple– tamente sano". Cuando se enteró de un artículo aparecido en un periódico de Foggia, que preguntaba por qué la Virgen de Fátima 348
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