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filial del P. Pío a la Virgen- en tan "desmedida angustia", des– pués de haber derramado tantas lágrimas, el P. Pío confiesa: "Apenas tuve fuerza para hacer esta súplica a la ·consoladora de los afligidos: 'Madre de misericordia, ten piedad de mí. Has de comprender, mi querida Madre, que si lo hice, fue únicamente por obedecer'. Apenas había terminado de elevar al cielo esta breve súplica, que me había brotado del corazón, sentí que éste me saltaba de gozo... El hielo se rompió, la consoladora de los afligidos está allí, al lado del Hijo; pero qué terror me infundían con sus miradas severas. Me hicieron un buen lavado de cerebro y renovaron su prohibición. 'No te pongas a cavilar acerca de las cosas raras que los otros piensen de ti. Nosotros te defende– remos' ". Estos rasgos autobiográficos -tomados del epistolario a sus directores espirituales- explican lo que fue su devoción mariana, que podemos sintetizar así: ternura por ternura. Fue una de tantas, la que el P. Pío gustó y describió en la fiesta de la Asunción, el 15 de agosto de 1929: una aparición de la Virgen con el Niño, mientras celebraba la misa. "Esta mañana subí no sé cómo hasta el altar. Dolores físicos y penas interiores competían en martirizar mi pobre ser... A medida que me acerca– ba a la comunión, este malestar crecía más y más. Me veía morir. Me invadía una tristeza mortal y pensaba que para mí todo había terminado: la vida temporal y la eterna... En el acto de sumir la sagrada Hostia, una luz instantáJJ.ea invadió todo mi interior y vi claramente a la Madre celestial con el Niño en brazos, que me . · dicen a un tiempo: Tranquilízate. Estamos contigo, tú nos perte– neces y nosotros somos tuyos. Dicho esto, no volví a ver nada... Durante todo el día me encontré ahogado en un mar de dulzura y de amor indescriptibles". Devociones dilectas Se sabe de muchos santos que tuvieron especial devoción a tal santuario mariano o a una determinada imagen de la Virgen. Además de la Virgen de la Libera, en Pietrelcina, el P. Pío veneró a la Virgen en otras imágenes y en otros santuarios. 343