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El P. Pío quería recibir amor por el amor que él prodigaba. Quería ser correspondido, hasta sufría cuando no lo lograba. La apatía y la indiferencia le hacían sufrir sobremanera. Y sensible como era al bien recibido, manifestaba su agrade– cimiento. Se sentía y se decía obligado a la gratitud, justificándo– se, por ejemplo, con el P. Benito: "Es éste un deber sagrado que no puedo pasar por alto sin cometer un delito". No era otra cosa que gratitud aquel conmoverse y llorar cuan– do se le hablaba del difunto doctor Guillermo Sanguinetti, su colaborador en la Casa Alivio. Para expresar su agradecimiento al P. Gerardo de Deliceto, que se ocupaba de su correspondencia, en el día del onomástico -16 de octubre- el P. Pío recurrió a... una flor. "Me encontraba yo trabajando -recuerda el P. Gerardo- cuando, de pronto, me pareció que alguno se había detenido a mi puerta y que llamaba suavemente. Sin sospechar quién fuese, me levanté a abrir. Era él. Sonriente y un poco aturdido, como un niño sor– prendido por su madre en alguna travesura, me dijo: Felicidades. Y sacándola del ojal donde la había metido, me dio una flor. La conservo entre mis recuerdos más queridos". Es un capítulo de las Florecillas. Era muy comprensivo con todos, como verdadero sacerdote que tenía un poco de la misericordia de Dios. Muchos de sus penitentes, muchos convertidos por él, han cantado literalmente la comprensión del P. Pío. Por ejemplo, reprendido por hablar con Nina Campanile, el P. Pío se justificaba ante su provincial en una carta del 18 de mayo de 1926: "Sólo a Nina Campanile he dirigido alguna pala– bra de más, y esto por motivos de estricta caridad, por encontrar– se enferma y casi totalmente perturbada. Y lo hice por cierto remordimiento de conciencia, habiéndome apremiado a ello el mismo médico que la trata. La pobrecita está casi sorda del todo, y por lo mismo tenía que confesarla en la sacristía". La comprensión le doblegaba a perdonar generosamente. Habiendo sabido que había sido arrestado el canónigo Juan Miscio ( contra el cual su hermano Miguel había declarado en un proceso civil), "el P. Pío se entristeció de tal modo, que lloró por lo acaecido a aquel sacerdote más que el mismo sacerdote y sus familiares". Yse trataba de aquel Miscio que le había causado no pocos sufrimientos. 321
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