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convento, el P. Rosario de Aliminusa, ex provincial de los capu– chinos de Palermo. 19 de marzo de 1961: se anunció un nuevo superior para la provincia de Foggia, el P. Torcuato de Lercore, ex provincial de Toscana. 11 de junio de 1963: quedaron alejados de la provincia de Foggia los definidores y otros religiosos. IO de octubre de 1963: llega a San Giovanni Rotondo el P. Clemente de Santa María en Punta, capuchino véneto, nom– brado por la Sagrada Congregación de religiosos administrador apostólico de la provincia capuchina de Foggia. Todos estos datos nos hablan con suficiente claridad del cal– vario de aquel pobre fraile capuchino, que se pasaba el día entre. el confesonario y el altar. A la terminación de tantas pruebas, no fue casual que subiera a San Giovanni Rotondo el escultor Fran– cisco Messina, el 14 de junio de 1967, para tratar del monumental Viacrucis que iban a erigir al lado de Santa María de las Gracias. Puede ser el resumen de toda aquella historia del P. Pío, que hace de Cireneo en la quinta estación del Viacrucis de Messina. · Cuántos años, cuántos avatares, cuánto dolor. El ambiente de San Giovanni Rotando Para explicar de alguna manera lo sucedido, es preciso tener en cuenta el ambiente, que lo mismo podía favorecer una religio– sidad espléndida que un indiscreto fanatismo . No podemos mi– nusvalorar la fragilidad humana, el carácter de un pueblo y la psicología de masas. El P. Agustín ya desde los primeros días de febrero de 1952, señala los comienzos de este nuevo viacrucis recorrido por el P. Pío: "La guerra de satanás CQntra el padre no acaba; cambia de aspecto, pero continúa valiéndose de almas confabuladas con el enemigo de las almas". "La guerra de satanás por medio de personas delincuentes no cesa, sino que se vuelve más dura y altanera''. La afluencia de fieles , deseosos de confesarse, provocaba des– órdenes dentro de la iglesia, confusión, líos y hasta chalaneo por 309

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