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de la obra del P. Pío y transmitió a América su admiración: "Esta clínica, más que cualquiera otra del mundo, me parece la más indicada para estudiar las relaciones que existen entre el alma y la enfermedad; aquí, más que en otra parte, puede progre– sar el estudio de la psicosomatología". El Papa Pío XII - que ya en un telegrama con motivo de la inauguración la había llamado "obra inspirada por un elevado sentido evangélico de caridad", a los cardiólogos participantes del symposium acerca de las enfermedades de las coronarias, el 8 de mayo de 1956, les expuso el significado de la Casa Alivio, "llamada a introducir en el cuidado de los enfermos una concep– ción más profundamente humana y al mismo tiempo más sobre– natural". Definió la Casa Alivio como "fruto de una de las más nobles intuiciones, un ideal largamente madurado y perfecciona– do al contacto con los más variados y crueles aspectos del sufri– miento físico y moral de la humanidad". Insistió sobre la idea, sugerida por la Casa Alivio, de "consi– derar a la persona humana de forma integral, cuerpo y alma", porque el dolor corporal "afecta al hombre entero, alcanzando hasta los estratos más remotos de su ser moral". Invitó a los médicos a ser - como lo había ideado el P. Pío- "auxiliares de Dios, preocupados por preparar el camino a la intervención de la gracia". De este modo serían portadores de un alivio eficaz al sufrimiento. Un estilo nuevo de caridad Sugerida por la caridad y realizada por la caridad, la Casa tenía que ser pensada en función de la caridad. Todo en nombre de Cristo y a ejemplo de Cristo. Para los necesitados la asistencia debía ser gratuita. Los que podían, pagarían en forma moderada. Entre los indigentes, igua– lados por el dolor, no debía existir distinción de clases. Al ser una clínica quirúrgica para casos urgentes, no se admitía a enfermos crónicos. Abierta a enfermos de Italia y del extranjero, daba la preferencia a la humilde gente del Gargano. No contaban las diferencias de raza, de dinero, de fe. A todos los enfermos 265