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ovejas, viviendo en casas pobres y sin recursos, casi perdida en la desierta e inhóspita región, atacada por la malaria, sobre todo en los habitantes que buscaban trabajo en la llanura palúdica del Tavoliere, aquella zona había visto algún puesto de socorro, asis– tido por la Cruz Roja después de la Primera Guerra Mundial. Los escasos médicos contratados hacían lo posible, desprovistos de medios apropiados. Se hacían intervenciones delicadas en las pobres habitaciones de los pacientes, con incontables molestias de médicos y de enfermos. Era cosa de acudir a Dios en busca de remedio. A su llegada a S. Giovanni Rotondo, el P. Pío se dio cuenta de la situación. En su corazón surgió un proyecto para acabar con la soledad y el abandono de aquellos pocos miles de habitan– tes de San Giovanni y pueblos vecinos. Se movió, con planes muy concretos, en diciembre de 1922. En enero de 1925, un estrecho local del que fuera monasterio de clarisas, en el camino de Pirgiano, abrió sus puertas para recibir a enfermos necesitados de cuidados asistenciales. Era el hospital civil "San Francisco": dos cirujías reducidas, dos habita– ciones reservadas, con disponibilidad para veinte camas y sufi– ciente material sanitario. Una lápida, en un muro del atrio, ofrece aún hoy datos histó– ricos: fue una obra querida por el P. Pío. Se la impusieron los deseos piadosos de los donantes, realizados por él con el dinero de los fieles y con la colaboración valiente y tenaz del doctor Leandro Giuva, presidente de la Congregación local de caridad, y de los miembros de dicha comisión. Para dirigir el minihospital, insuficiente para atender a las necesidades locales, se llamó al doctor Angel María Merla, devoto del P. Pío. Dos veces a la semana subía de Foggia el quirurgo Bucci, jefe de los hospitales reunidos de la ciudad, para las inter– venciones quirúrgicas más difíciles. La vida de este hospital, sugerido y realizado por el amor, fue breve -trece años-, hasta 1938, en que, afectado seriamente por un terremoto, se le dejó morir "por el culpable abandono de otros". 259