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na en el nuevo mundo. Incluso para las clases de Francisco tenía aseguradas las cinco liras mensuales, que en aquellos tiempos de miseria significaba toda una fortuna . Mientras tanto Francisco terminó los tres cursos elementales, si bien el maestro Tizzani había dicho a la señora Pepa que el hijo -sin saber por qué- no sacaba provecho. Francisco fue confia– do a un maestro "mejor" que el anterior, a Angel Cáccavo, el cual, después de haber estudiado los tres años de escuela elemen– tal en Pietrelcina, había completado sus estudios en el seminario arzobispal de Benevento. Con esta sólida preparación fue maestro durante más de treinta años en las escuelas públicas de Pietrelci– na, de Carreto y de San Nicolás, además de dar clases privadas nocturnas. Francisco·, recibido por Cáccavo después de los insistentes ruegos de la señora Pepa, llegó a ser el primero de la clase. En una carta del 5 de octubre de 1901, Francisco le decía a su padre, que trabajaba en América: "Ahora que estoy bajo la dirección de un nuevo maestro, siento que adelanto de día en día, por lo que estamos muy contentos tanto mamá como yo". Así, en tres años, terminó el programa de los tres primeros cursos de bachillerato. En este tiempo -en 1901- junto con el maestro Cáccavo y con siete condiscípulos, Francisco hizo un viaje por etapas hasta Pompeya, en un carricoche. En los pueblos por donde pasaba aprovechaba el poco tiempo de que disponía para visitar las iglesias. En la breve carta del 5 de octubre de 190 l Francisco daba cuenta a su padre, en América, de aquella peregrinación a la Virgen de Pompeya y confesaba haber derrochado "unas liras". Escribe: "En lo de los reproches que usted hace a mamá por mí viaje a Pompeya, tiene mucha razón... Es cierto que gasté algunas liras, pero ahora prometo ganármelas estudiando". Para comprender un tanto la sensibilidad y del modo de pen– sar del estudiante Forgione, nos quedan diversos trabajos escola– res, exactamente el desarrollo de sesenta temas en italiano. Refle– jan un vivo amor a la naturaleza, de la que disfruta con una mirada atenta, y sabe describirla con riqueza de colorido y con alma sensible. Al mismo tiempo demuestra su interés por ciertos personajes históricos, a los que describe y juzga con acierto. Entresacamos de uno de los temas en italiano, titulado Si yo fuese rey, desarrollado el último año de estudios en Pietrelcina, algunas frases: "¡Oh, si yo fuese rey! Cuántas cosas hermosas me 27
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