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En este pueblecito de tranquilidad bucólica, espesa y verde, habi– tado por gentes fuertemente ancladas en sus costumbres y tradiciones re– ligiosas nació una niña el día 4 de junio de 1897 a las cinco de la mañana. Sus padres Felipe Campos y Mauricia Urdiales, casados y la– bradores, formaban un matrimonio de costumbres religiosas muy arrai– gadas, se sintieron gozosos y agradecidos al Señor por el don de su preciosa hija. El tercer día después del nacimiento -que caía en domingo- según se había acordado con el Párroco D. Justo Yugueros, la niña fue bauti– zada en la parroquia de san Adrián mártir, la única del pueblo. En el Bau– tismo, recibió el nombre de Clotilde Lorenzo Campos Urdiales. Probablemente Clotilde recibió el segundo nombre en recuerdo del abuelo paterno. Oficiaron de padrinos Victoriano de Campos, tío de la niña y Clementina Llamazares, vecina de Villacidayo. Muy pronto, el 18 de agosto de 1899, Clotilde recibió el Sacramento de la Confirmación en la parroquia de San Servando y San Germán de Garfín, administrado por Monseñor Francisco García Salazar, Obispo de León. Esta prontitud en recibir la Confirmación se debe a que las visitas pastorales de los obispos a los pueblos de la diócesis no eran muy fre– cuentes y los párrocos aprovechaban la oportunidad de la visita del Sr. Obispo al pueblo o alguno de los pueblos vecinos para confirmar a varias promociones de niños. Infancia y juventud. Clotilde empezó sus estudios a los seis años en la escuela unitaria del pueblo, al año siguiente con siete empezó a prepararse para la Primera Comunión y en mayo de 1905, cuando tenía ocho años, recibió al Señor por primera vez. Cuando tenía nueve años, nuestra biografiada pidió ser admitida en la Asociación de Hijas María. Conocemos este dato porque ella misma lo sacó a relucir en una de sus conversaciones con las monjas. El cariño de Clotilde por la Virgen fue siempre una de las notas más destacadas de su piedad, como tendremos ocasión de comprobarlo más tarde. 93