BCCCAP00000000000000000000447

A renglón seguido resaltan las relaciones aceptables que Sor Mª de San José logró con todas, mediante la educación enérgica del carácter. No las buscaba, no mantenía relación especial con ninguna pero: "cuando las compañeras se dirigían a ella por razones de trabajo o cualquier otro asunto, tenía un trato agradable, si las demás la hacían al– guna pregunta las contestaba con mucha caridad y delicadeza. En los trabajos que realizaban en pareja, por ejemplo la sacristía, la enfermería etc. Nunca tenía problemas cuando ella estaba de mayor más que mandar programaba con la compañera más joven el trabajo como si fueran iguales y si tenía que mandar algo a la compañera más joven lo hacía con mucho cariño, delicadeza y nada de actitudes autoritarias". El comportamiento de sor Mª de San José con los enfermos era ejem– plar. Se la veía siempre extremadamente solícita y llena de cariño. Aveces cuando tenía que hacer determinadas curas que la causaban por su tem– peramento gran repugnancia, se imponía la violencia que fuera necesaria, pero jamás dejo de prestarles los servicios que necesitaban las enfermas. También en la obediencia debió hacer nuestra biografiada especiales esfuerzos de adaptación. Los caracteres introvertidos acatan muy mal las órdenes, tienden al individualismo, son muy independientes, les cuesta vivir y actuar al dictado de otro; a esta resistencia alude Sor Corazón de Mª, cuando nos dice que "era obediente a lo que mandaba la su– periora, aunque la costaba". En cambio a Sor Mª de San José le resultaba sumamente fácil el si– lencio, la observancia regular y la puntualidad a los actos de la Comuni– dad: "Al primer toque de campana se la veía acudir con mucha puntualidad. Sobre todo, estaba en su elemento en la oración, en el coro se la veía devota y a gusto y no le bastaba con los actos asignados en comunidad, con ser bastante amplios, se la veía muchos ratos durante el día a los pies del Sagrario". Sus compañeras han dejado también consignado que Sor Mª Manuela de San José lo pasó muy mal desde el 14 de abril de 1931 en que se proclamó la II República. Le impresionaban profundamente los actos de vandalismo en las iglesias y casas religiosas y, sobre todo, los asesinatos de religiosos. El 84

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz