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"Su trato -resume muy bien una de las compañeras- era jovial y alegre con todas. En las grandes fiestas de Navidad, Pascua, santo de la Madre llamaba la atención el entusiasmo con que las celebraba, tanto en los momentos litúrgicos o estrictamente religiosos, como en las recreaciones. Era muy creativa para que las religiosas lo pasaran bien, traía a colación anécdotas de re– ligiosas o sucesos en el torno que sabía contar y adornar con mucha gracia. Era gratificante observar con qué actitud de asombro y qué aplausos prodigaba a las intervenciones de las hermanas cuando contaban chistes, recitaban poesías o inter– pretaban alguna canción de su tierra. Su relación con las jóvenes: Sor María del Pilar sin hacer de menos a ninguna, se volcaba de manera especial con las jóvenes. En los años inmediatos a la guerra civil española, formaban la co– munidad de concepcionistas de san José dieciocho religiosas, y ocho de ellas eran jóvenes. Sor Mª del Pilar era suficientemente inteligente para darse cuenta del cúmulo de ventajas que reportaba al monasterio ese grupo numeroso de religiosas jóvenes, lleno de vida, alegría y juventud, dejaban sentir su presencia reconfortante en todo: el Oficio Divino, las funciones religiosas, las recreaciones, las tareas de adecentamiento del convento y los trabajos remunerados de los que vivía principalmente la comunidad. Las jóvenes. en una palabra, crearon en la casa otro am– biente más atractivo de vida, de seguridad de cara al futuro. Sor María del Pilar también se daba cuenta de que las jóvenes tienen determinadas necesidades que no se dan ya en las mayores y había que atenderlas. Primero comprenderlas, que se sientan queridas y aceptadas por las mayores y que estas no miren con lupa sus movimientos en busca de descuidos o cosas que criticar. Un montón de detalles ponen de manifiesto el cariño, la estima y la comprensión inteligente que nuestra biografiada sentía por las jóvenes" Cualquiera dolencia que observaba en nosotras - dice una - por insignificante que fuera, ya estaba diciendo a la Madre que había que darnos más alimento, porque trabajábamos mucho. 63