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el contacto con Sor María del Pilar, ya de mayores recordaban el cariño y el interés con que las trataba e incluso hubo alguna vocación para reli– giosa concepcionista salida del Colegio. Sor Mª del Pilar, tornera. En la última época de su vida, Sor María del Pilar sirvió a la comunidad como tornera, puesto que ordina– riamente ocupaba la vicaria de la comunidad y ella lo era. Por lo que nos cuentan las supervivientes, era asombroso el apostolado y la obra social que nuestra religiosa realizaba a través del torno. Poseía un conjunto de virtudes que parecía hecha y formada de encargo para atender a los po– bres y a las personas a través del torno. En primer lugar era una religiosa sumamente prudente, solamente comentaba en comunidad algún caso curioso y que podía servir para edificación de las religiosas o para que mejor conocieran las necesida– des espirituales y humanas de la gente pobre, y la encomendaran en sus oraciones. Pero rehuyó siempre seguir el ejemplo de algunas tor– neras que utilizan su contacto asiduo con la gente para enterarse de todos los cotilleos del barrio y meterlos en el convento; o revelar de– terminadas intimidades de la comunidad que pueden perjudicar el buen nombre de las religiosas. Sor María Pilar de los Desamparados nunca perdió de vista que era religiosa concepcionista y que la gente se haría idea de lo que son las monjas a través de su comportamiento. Trataba con exquisita delicadeza y cariño a las personas, sobre todo a los pobres, se interesaba por sus problemas familiares o de trabajo y les hacía las sugerencias que consi– deraba más oportunas. En los primeros años de tornera podía repartir pocas limosnas. La comunidad pasaba entonces -como queda dicho- por serias estrecheces económicas, pero en la última década, el ingreso de un grupo de jóvenes permitió a las religiosas vivir algo más holgadas. Esta mejor situación eco– nómica se reflejó en la portería porque se reservaba todos los días un cesto de barras de pan para los pobres. Esta nueva situación permitía a Sor María del Pilar repartir a los pobres, a la vez, el pan del cariño, de la palabra orientadora y el pan material que acallaba las molestias o los gri– tos de sus estómagos vacíos. 60
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