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tud opuesta con una viveza y atractivo tan impresionantes, que cuando salíamos de la habitación, y nos despedíamos con el "Dios se lo pague", estas palabras eran como un ruego de que nos avisara, cuando viera en nosotros el más leve tropiezo". Como ya observábamos hablando de su comportamiento con las no– vicias, la M. Carmen supo armonizar el cariño, la comprensión y la entrega total a sus monjas con un saber decir no, cuando se trataba de casos en que iban contra el espíritu o la normativa de la Institución. Las supervivientes de la guerra del 36 nos han dejado casos muy significativos. Ingresó en el convento una joven de 23 años, sobrina del P. Provin– cial de los Franciscanos que atendía entonces espiritualmente a la comu– nidad. Era, para más detalles, director espiritual de mi hermana Sor Beatriz y de otras religiosas. En una ocasión, la religiosa, recibió la visita de sus padres, estos re– cordando que su hija, antes de ingresar había sido sastra, traían una cha– queta del padre para que se la cortara e hiciera su hija. La Madre con mucha delicadeza y pidiendo mil perdones no lo con– sintió, adujo como principal motivo que las normas de la Institución pro– hibían a las religiosas confeccionar ropa alguna para caballeros. Puede resultamos la medida un tanto rígida, dadas las circunstancias que se daban en el caso, pero no puede negarse que la Madre demostró en esta ocasión un criterio prudente, todos sabemos lo que ocurre con el tiempo, cuando se rompe la fidelidad a una norma con casos excepcionales jus– tificados. Se dio otro caso algo más delicado. Los padres de una religiosa que iba a emitir sus votos solemnes, escribieron a la Madre y le pedían per– miso para que su hija celebrara la profesión en el convento de concep– cionistas de su pueblo, donde tenían otra hija religiosa concepcionista. La Madre, también con mucha delicadeza, les manifestó que sentía mucho decir no a esa ilusión tan bonita que se habían hecho de que las dos religiosas hermanas de sangre y toda la familia se encontrasen juntos en un acto familiar y religiosamente tan entrañable y significativo, pero 55

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