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otro para dormitorio, comedor, etc. También dedicaron su trabajo en la preparación de la capilla con el fin de abrirla al culto cuanto antes. Los rojos habían destruido altares, imágenes, los objetos de culto, la reja del coro, la sacristía estaba convertida en zapatería y algunos espacios de la Iglesia servían de almacén de pintura. Había mucho que hacer, pero las religiosas jóvenes y de mediana edad se emplearon a fondo y con mucha ilusión, porque todas deseaban que en el monasterio se reanudara el ritmo normal de vida religiosa que había tenido antes de la Guerra Civil. Da una idea del ritmo que impri– mieron a su trabajo el hecho de que pudieron abrir la capilla al culto en la fiesta del Corpus que aquel año se celebró el 8 de junio de 1949. Los primeros meses, la capilla estaba completamente vacía de imá– genes y objetos religiosos. Sólo pudieron colocar un crucifijo y el pequeño cuadro de la Virgen de los Dolores del Patrocinio Triunfo y la Misericordia, conocida por "La Remendadita". Cuando el 26 de noviembre quedó libre el monasterio de San Pascual de Aranjuez, muchas de sus religiosas abandonaron Madrid para adecentar su propio convento. El monasterio de San José, aunque de manera provisional, estaba ya habitable. Quedaron aún once reli– giosas de Aranjuez para completar la adaptación provisional. A prime– ros de diciembre, cada comunidad estaba ya en su respectivo monasterio. En el de San José sólo quedaron tres religiosas de Aranjuez -entre ellas la abadesa- que optaron por quedarse definitivamente en la comunidad de Madrid; pero las otras dos -que eran hermanas car– nales- una de ellas murió muy pronto y la otra se incorporó al fin al monasterio de Aranjuez. La restauración a fondo del monasterio de San José se retrasó al– gunos años. Después de largas y prolijas gestiones se encargó de esa obra de gran envergadura "Regiones Devastadas". Este organismo se comprometió a terminar las obras en tres años y lo cumplió. Por fin, las religiosas pudieron ocupar su monasterio completa– mente remodelado, lo mismo que la Iglesia. Lo hicieron con toda so– lemnidad y gran afluencia de fieles, el 19 de marzo de 1950, festividad 34