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Después de muchas indagaciones, se logró alguna información sobre su probable paradero, pero estas son noticias imprecisas, sin testi– monios que las refrenden de manera fidedigna. Según una versión probable, al separarse de la comunidad, ambas religiosas se refugiaron en una buhardilla de la calle madrileña de Lava– piés. Parece que la Comunidad desde sus cárceles, de las Capuchinas y luego en el Centro de San Rafael, consiguió alguna noticia de dónde es– taban refugiadas. Esta sospecha está justificada porque nada más obtener libertad la comunidad, dos religiosas, una de Escalona, Sor Concepción y otra de Torrijas, Sor Mª del Sagrario, fueron en busca de ellas a dicha buhardilla, pero no las encontraron. Desconocemos quién informó a las monjas de que podían encontrarlas en ese lugar. El motivo de no encontrarlas pudo obedecer a que durante el tiempo que las religiosas pasaron en la cárcel, la M. María de San José y Sor Asunción se buscaron su medio de vida y se pusieron a servir. Desde ese momento, las vidas de las dos futuras mártires discurren indepen– dientes y hacen probables las informaciones o datos que hemos conse– guido por otras fuentes. Según estas fuentes, la M. María de San José, logró colocarse como muchacha de servicio en la calle de la Montera, nº 26. Parece que la Comunidad de Escalona logró también conocer este último paradero de la M. María de San José porque, hasta esa calle y piso, se desplazaron también dos religiosas que probablemente fueron las mismas que visita– ron la buhardilla de Lavapiés. En la calle de la Montera, las religiosas obtuvieron mejor resultado aunque no del todo definitivo. La portera del inmueble, al principio se mostró reticente a facilitar los datos que la pedían las religiosas, pero después de algunos minutos de conversación, parece que se dio cuenta de que no eran personas peligrosas y les dijo lo que sabía de la M. María José. Según esta mujer que estaba en la portería, Josefa (María de San José) sí había estado en aquella casa sirviendo. Cierto día se presentaron en la portería un grupo de milicianos preguntando por ella, uno de ellos 307
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