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el problema grave de la propia subsistencia en una ciudad, que desco– nocían, inmersa en la guerra civil y donde la mayoría no tenían familia alguna. Las más jóvenes se ingeniaron para sobrevivir aceptando trabajos de empleadas de hogar. El problema preocupante eran las ancianas a quienes no admitían para esos menesteres. Las religiosas vascas y nava– rricas encontraron al fin, y después de pacientes gestiones, asilo en el re– fugio abierto por los vascos separatistas, protegidos del Gobierno. Estaba en uno de los edificios de la calle Serrano. Afortunadamente las religiosas vascas y navarras después de entrar ellas lograron un hueco para las re– ligiosas de otras provincias. Los milicianos sólo retuvieron , dos religiosas de la Comunidad de Escalona, Sor Carmen y Sor Beatriz. Esta fue sometida a un interro– gatorio y la dejaron en libertad. Lo de Sor Carmen se ve que era para ellos más complicado, la hicieron comparecer ante diversos tribunales, fue condenada a seis meses de cárcel, desconocemos los motivos, y luego obtuvo también la libertad, acogiéndose como las demás religio– sas a trabajos domésticos. Martirio de M. María de San José ltóiz y Sor María Asunción Pascual Nieto. Desde el día en que la Comunidad obtiene la libertad es imposible seguir sus movimientos. Cada una se buscó la solución a su vida como pudo. Pero faltó la conexión entre ellas. Dos de las religiosas, Sor Con– cepción y Sor Anunciación, pudieron trasladarse a sus respectivos pue– blos de Burgos. Por este motivo, y porque realmente las que nos interesan de manera especial son las mártires, desde ahora nos limitare– mos exclusivamente a seguir los pasos de: La Madre, María de San José ltóiz y Sor María Asunción Pascual Nieto, abadesa y vicaria respectivamente de la Comunidad de Escalona. Se pierde la pista de estas dos religiosas cuando la comunidad es transportada a Madrid, después de la pernoctación con todas en la Direc– ción General de Seguridad. Desde esa fecha desconocemos su paradero. No sabemos si la pérdida del contacto con las demás religiosas se debió a iniciativa suya o fueron víctimas de violencia por parte de los milicianos. 306
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