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ron sepultados por las aguas y hoy sólo son lugares de recuerdos y año– ranzas para los que fueron sus habitantes y descendientes. En este bello, remoto y casi ignorado rincón del norte de España, de bellos paisajes agrestes y espectaculares puestas del sol, nació, a las seis de la mañana, del 14 de agosto de 1887 una niña que al día siguiente recibió las aguas bautismales en la única parroquia del pueblo, dedicada a San Esteban Protomártir. En la ceremonia del Bautismo, su párroco, D. Vicente Hernando Arnáiz, impuso a la niña el nombre de Mª Asunción, probablemente tuvieron en cuenta el Sr. Párroco y la familia, la fiesta grande de Nuestra Sª de la Asunción que se celebraba ese día. Termi– nada la ceremonia bautismal, la pequeña Asunción fue llevada y ofrecida a San Eusebio mártir, lo expresa de manera escueta el párroco en la par– tida de Bautismo, "y le di por abogado especial a San Eusebio Mártir". Lo que menos pensaría el buen sacerdote sería que la niña que acababa de regenerar con las aguas bautismales y puesta bajo el especial patronazgo de San Eusebio mártir, figuraría algún día, como su patrono, en la galería de los que han derramado su sangre por fidelidad a Jesucristo. ( 55 l De ambas ceremonias, el Bautismo y el ofrecimiento de la niña a San Eusebio, figura como padrino Juan Nieto, labrador, casado, vecino de Villorobe y tío materno de la recién bautizada. Es extraño que en la relación de la ceremonia no figure la madrina. En los años que nació María de la Asunción -finales del siglo XIX- la madrina tenía una función destacada en el Bautismo, ocupaba el puesto de la madre, por celebrarse entonces los bautizos tan inmediatos al nacimiento, la madre debía guar– dar cama por su reciente alumbramiento. La ceremonia del Bautismo en nuestro caso, ordinariamente uno de los acontecimientos más bonitos y gozosos en las familias , fue una ceremonia fría y triste. Es probable que no asistiera toda la familia. María de la Asunción fue hija natural de Regina Pascual Nieto. No consta en documento alguno el nombre del padre. Su madre, soltera, vivía en casa de los padres. El padre, Gabriel Pascual, había ya falle– cido cuando nació la niña. La madre de Regina, lo mismo que el padre, eran naturales y vecinos de Villorobe y se dedicaban a la labranza. Pro– bablemente, la madre, la hija y sus cinco hermanos, vivían de sacar al 291

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