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de sus dos mil quinientos habitantes trabajan las grandes extensiones de cereales, viñedos y olivares. Sólo algunos cientos de hectáreas se benefi– cian del agua del río Alberche. Hay un núcleo reducido de escalonenses que trabaja en los servicios y algunas industrias medianas de cerámica, fábricas de harina y almazaras. Desde hace algunos años, en Escalona proliferan las granjas avícolas, aprovechando su relativa cercanía de Ma– drid y Toledo donde colocan casi todos sus productos. Historiadores y amantes de la arqueología sitúan el origen de la villa en torno a los quinientos años a. C. y algunos lo alargan hasta los mil, estas últimas estimaciones parece que no están suficientemente respal– dadas por los hallazgos de las culturas antiguas. A nuestro trabajo, le basta la historia de Escalona a partir de la época medieval, en concreto desde 1081; en ese año, Alfonso VI libera Escalona de la ocupación de los árabes, Fernando III el Santo, la cede en 1283 al infante Don Manuel, después de pasar por varias manos, entre ellas las de D. Alvaro de Luna, Enrique IV se la donó a D. Juan Pacheco, marqués de Villena y Duque de Escalona. Él y sus descendientes fueron señores de la Villa durante mucho tiempo. ( 54 l En los años en que el Duque de Escalona regía la villa, tuvo lugar la fundación del monasterio de la Encarnación de las Concepcionistas Franciscanas Su historia se inicia así: El 23 de enero de 1511, un grupo de mujeres más bien jóvenes, pa– trocinadas por D. Diego Lopez Pacheco, marqués de Villena, Duque de Escalona y Señor del Castillo, tomaron la decisión de fundar un "recogi– miento" o beaterio en la villa. Eran cuatro las que tomaron esta iniciativa y la historia nos ha conservado sus nombres: Francisca de Gasquina {Francisca de Santiago), Leonor Verdugo {Magdalena de San Juan) , Inés de Oviedo (Inés de la Cruz) e Isabel de Castro (Isabel de San Pedro) . Los nombres entre paréntesis corresponden a los que adoptaron como miem– bros del beaterio. Iniciaron su vida en comunidad en la casa de Francisco Gómez, si– tuada junto al arco de San Miguel. Pocos días después de haber puesto en marcha su vida en común, se les agregaron una joven llamada Isabel Hernandez y la esposa de Francisco, su hija y una sobrina. 278
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