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Al término de la Guerra Civil, el matrimonio que había acogido a las dos hermanas mártires en su casa de Ayala, 115 hicieron una visita a las religiosas de El Pardo e informaron a la comunidad de todos los por– menores de la detención y martirio de la M. Carmen y su hermana Sor María del Carmen. Algunos meses después de terminados los enfrentamientos bélicos, cuando todavía estaban en plena fase de reparación del monasterio, Sor María de los Dolores, en compañía de otra religiosa, se personó en el ayuntamiento de Vicálvaro. En la entrevista con el alcalde, este les remitió al secretario, porque en el archivo del ayuntamiento estaba depositado todo el material elaborado por el sepulturero de cuyo contenido fueron informadas las religiosas. Terminada la visita al ayuntamiento y con la información recibida del secretario, las religiosas se desplazaron al descampado que fue esce– nario de las ejecuciones, como este estaba relativamente cerca del ce– menterio, se acercaron a él para visitar las tumbas de sus hermanas mártires y recabar información del sepulturero. Cuando las dos religiosas regresaron a El Pardo, llevaban en sus almas una mezcla extraña de amargura y satisfacción. El conocimiento y la visita a los lugares donde habían muerto de modo tan bárbaro sus her– manas les causaba pena, en cambio el pensamiento de que habían visi– tado sus sepulcros y que en un tiempo no muy lejano tendrían sus cuerpos en el convento, era motivo de gozo e ilusión_( 53 l El día 20 de abril abandonaron los últimos soldados "rojos" el monasterio de El Pardo, y al día siguiente, las religiosas, a las que se unieron después algunas personas voluntarias del pueblo, trabajaron a buen ritmo para conseguir una reparación de la casa, nada más su– ficiente para que las religiosas pudieran habitarla, aún esta modesta aspiración exigía una labor nada despreciable; reponer las puertas y ventanas del entresuelo, tapar los numerosos boquetes abiertos en las paredes, sacar toda la basura acumulada desde su abandono por las monjas y dar al menos una capa de pintura al entresuelo, la parte que de momento las religiosas querían hacer habitable . 266

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