BCCCAP00000000000000000000447
Vamos a tratar ahora de lo que, expresado en términos vulgares, constituye la guinda del testimonio martirial de nuestras Concepcionistas. La vida misteriosa que dio impulso y riqueza a toda la gesta heroica: el seguimiento confiado, amoroso y radical de Jesucristo, donde alimentaban el amor, el perdón y la reconciliación en favor de los hom– bres, incluidos aquellos que en su día maquinaron y consumaron la des– trucción de sus vidas. A través de la descripción que hagamos del martirio como segui– miento de Jesús, vislumbraremos también el significado profundo y la grandeza de la consagración a Dios en la vida religiosa. Algo de la gran– deza de esta consagración a Dios lo insinúan estas palabras del cardenal Rouco en la homilía de las 498 beatificaciones: "Se sabían consagra– das al amor de Dios y una consagrada es la que vive el mandato de la caridad y el ideal del amor a Cristo hasta la totalidad de la entrega de la vida". Para hacernos una idea de la profundidad del amor a Dios y a los hombres que vivieron nuestras Concepcionistas en su vida de consagradas primero, coronadas luego por el martirio, hay que tener una idea de las características del seguimiento de Jesús al que se comprometieron y abrazaron de manera radical por la profesión. A grandes rasgos, lo que es y supone el seguimiento evangélico de Jesús lo expresa el mismo Señor en dos frases : En la primera nos dice: "El que no renuncia a sí mismo, toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo" (Mt.,16, 24). Cediendo a la tendencia muy humana de suavizar las palabras exi– gentes del Señor, también esta frase suele interpretarse como si bastara para cumplir con nuestro compromiso de seguir a Jesús, aceptar con pa– ciencia y por amor a él el lado amargo, doloroso o trabajoso de la vida: la soledad, la enfermedad más o menos larga, los trabajos, las incom– prensiones, etc. Jesús pide al religioso mucho más: renuncias más radicales, la ne– gación de sí mismo, de la propia voluntad y razón de ser, y secundar con absoluta fidelidad otra voluntad, otro destino distinto del propio. Conti– núa siendo él mismo, pero con la conciencia de que no se pertenece. Las 24
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz