BCCCAP00000000000000000000447
Como en otras muchas cosas, el Vaticano II puso las cosas en su sitio, clarificó la imagen evangélica de la vida religiosa. Cuando habla en la "Perfectae caritatis" de la vida de comunidad en los monasterios dice: "La vida de comunidad debe inspirarse en la de la primitiva Igle– sia, en la que el grupo de creyentes, tenía un solo corazón y un a sola alma" y un poco más adelante, en el mismo apartado, se dice: "Los religiosos como miembros de Cristo, en el trato fraterno, deben considerar a los demás como más dignos, llevando unos las cargas de los otros".( 47 l Para el Evangelio, lo mismo que para el Concilio, que fue su mejor resonancia, el que se sienta más cerca de Dios debe demostrarlo entre otras cosas en unas relaciones fraternas más sencillas, más cargadas de amor fraterno y de servicio desinteresado. La M. Inés cultivó con sus hermanas unas relaciones fraternas exqui– sitas y ejemplares. Los testimonios de las que convivieron con ella son uná– nimes: "Vivía intensa y de forma sencilla sus relaciones con las hermanas, sentía hacía ellas un cariño y un respeto grandes y les rodeaba de una pronta servicialidad. Evitaba cuidadosamente las palabras que pudieran molestar y se adelantaba espontánea– mente a prestar ayuda a las hermanas cargadas de trabajo". Nuestra biografiada tuvo en San Francisco un extraordinario modelo e inspirador de su exquisita vivencia de la caridad fraterna. De él aprendió a mirar a las hermanas de la comunidad desde la fe , como otros tantos dones, regalos de Dios. Vivir el carisma del Evangelio con los hermanos era para ella obra manifiesta del Espíritu Santo, que inspiró a todas, procedentes de los más diversos ambientes sociales y de distintos puntos de la geografía española, el deseo de compartir juntas su vida de consagradas. La M. Inés aceptó gozosa a semejanza de San Francisco ser menor, relacionarse con las hermanas en clima de sencillez, de igualdad, de cor– dialidad y servicio desinteresado, veía que era la forma más eficaz de hacer fraternidad , porque la obligaba a salir cada día de sí misma, de su egoísmo, para ir hacia el Señor y sus hermanas. 241
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz