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"Trabajábamos desde que amanecía hasta que la oscuridad de la tarde no nos permitía continuar, el monasterio carecía en– tonces de luz eléctrica. Al principio el trabajo era muy pesado porque había que empezar por tapar los numerosos huecos abiertos en las paredes, poner puertas y ventanas, al menos del entresuelo, para conseguir cierta independencia cuando nos trasladáramos a él. Hubo una nota simpática en nuestros trabajos para poder utilizar el monasterio. Varias personas del pueblo nos echaban una mano algunos ratos. Sobre todo un albañil ya mayor y jubi– lado nos prestó valiosa ayuda en lo de elaborar la masa y tapar los huecos que habían abierto en las paredes. Cuando al fín nos decidimos a vivir en el monasterio, con– tábamos por todo ajuar tres sillas y dos camas. También recibi– mos ayudas del pueblo para dotar nuestras casa de lo más imprescindible, aunque fuera muebles y utensilios usados". ( 43 > Síntesis biográfica de la Madre Inés de San José. Infancia. Avedillo es una pequeña, bonita y fresca aldea de Zamora, a mil metros de altura, entre Puebla de Sanabria, capital de la región, y el lago que lleva su nombre. Posee tierras pobres de labranza, pero grandes extensiones de pastos y robledales con abundantes lagunas alimentadas por la Sierra Segundera. Lo que la tierra niega a los avedillenses en cereales y garbanzos, se lo da, y con creces, en riqueza forestal y en los numerosos rebaños que pastan en las grandes praderas de sus dominios comunales. 226

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