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Ya adelantamos que la l República tuvo una existencia muy breve, desde el 11 de febrero de 1873 hasta 29 de diciembre de 1874 en que se produjo el pronunciamiento del General Martínez Campos en Sagunto, por el que se restablecía la Monarquía en la persona de Alfonso XII como monarca constitucionalista. La primera República se caracterizó por lo que luego dio al traste también con la II de 1936: multiplicación de los gobiernos, inestabilidad social y violencia. La nueva época de la monarquía se inició con el reinado de Alfonso XII y se conoce en la Historia de España como la época de la restau– ración borbónica, empezó por abolir todas las leyes impopulares y an– tirreligiosas de la I República. ( 41 l Las monjas concepcionistas de los distintos monasterios de los Sitios Reales pudieron regresar a sus casas, excepto las de El Pardo. La M. Pa– trocinio no juzgó conveniente que regresaran a su convento, estaba in– habitable, lo habían desvencijado completamente, sólo dejaron los muros. Las religiosas vieron muy razonable la recomendación de la Madre y quedaron algún tiempo más con las Agustinas hasta que se acondicionó el monasterio de El Pardo. Las Concepcionistas de El Pardo vuelven a su añorada soledad del monasterio, debidamente restaurado, en 1891 y durante cuatro décadas disfrutan del privilegiado retiro. En estos años crecieron en número y vir– tud, sin que nadie se metiera con ellas, ni ellas se preocupaban de lo que pasaba fuera de los altos muros de su cerca. Las circunstancias cambiaron a peor con la implantación de ll Re– pública. Aunque alejadas de la ciudad, ya no podían vivir completamente despreocupadas, como hasta entonces, de lo que pasaba en las calles de Madrid. Fueron más afortunadas que sus hermanas del monasterio de San José de Madrid, porque hasta julio de 1936 no se vieron nunca for– zadas a abandonar el monasterio por temor a ser víctima de ataques sal– vajes de las milicias. Pero la situación de las religiosas en los cinco años de la República sólo era de relativa calma. A través de sus amistades, el capellán, las madres de los niños que frecuentaban la guardería del monasterio, estaban al tanto 223

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