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Ampliamos algo estas ideas de gran interés espiritual: A) Los mártires testigos extraordinarios de la fe: Algunos pe– riodistas, presentes en la solemne ceremonia del 28 de octubre de 2007 en la plaza de San Pedro, donde fueron beatificados 498 mártires de la Persecución Religiosa española de 1934-39, encabezaron sus crónicas del evento, con el título de "Fiesta de la fe". Y la Conferencia Episcopal española, eligió como lema de aquel gran acontecimiento religioso, las palabras de Jesús:" Vosotros sois la luz del mundo" . Benedicto XVI en el Ángelus de la Plaza de San Pedro, de aquel mismo día, se dirigió a la numerosa concurrencia, mayoritariamente pe– regrinos, con estas palabras: "Damos gracias a Dios, por el gran don de estos testigos heroicos de la fe que, movidos exclusivamente por amor a Jesucristo, pagaron con su sangre la fidelidad a El y a la Iglesia". ( 5 l Con su vida e inmolación martirial nuestras Concepcionistas brin– dan el más alto ejemplo y heroico testimonio de fe. Quizás nunca nos hemos parado a pensar en toda la envergadura humana y espiritual de su gesto religioso. Ellas no buscaron la muerte violenta, pero cuando vie– ron que, sólo a través de su aceptación, aseguraban la fidelidad a los compromisos que las ligaban a Jesucristo, la aceptaron con actitud serena y llena de paz. Y no pensemos que por ser religiosas sufrieron menos los horrores antes y en el momento de la muerte violenta. Amaban la vida, como cualquier ser humano y con toda la fuerza del instinto de la propia con– servación, algunas estaban en plena juventud y les inspiraba pavor y tris– teza la idea de someterse a la destrucción total de su existencia, la renuncia a los seres queridos y a los proyectos humanos y espirituales que acariciaban con ilusión. También pasaron por la angustia y sobresalto de pensar que su aceptación de la muerte incluía ponerse a disposición de unos hombres, que actuarían con odio salvaje y se ingeniarían para que su muerte fuera precedida de los más refinados tormentos. A pesar de todas estas perspectivas tan horrorosas, nuestras mártires respondieron afirmativamente al Señor. 18

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