BCCCAP00000000000000000000447

El tiroteo cesó después de un buen rato sin mayores consecuencias para las monjas. Se enteraron después que en algún piso de la misma casa, habían buscado refugio personas que para los milicianos tenían en– tonces más importancia. La hora de la dispersión. Dos días después del tiroteo, -concre– tamente el día 24 de julio- la Comunidad recibió la visita de la deman– dadera -señora encargada de los recados en la calle para las monjas– "Cuando vio -lo cuenta Sor Corazón de María- que permanecíamos allí las dieciocho religiosas, que entonces formábamos la co– munidad, dijo a la Madre que era muy peligroso estar así, todas juntas, porque si sufrían algún registro de los milicianos las ma– tarían. Y contó, para hacer más fuerza, algunos casos muy pa– recidos en que del piso las llevaron a la muerte". La Madre se hizo cargo de la sugerencia completamente razonable de la demandadera. Al día siguiente por la mañana reunió a las monjas y dio libertad para ir a casa de los familiares o a otros domicilios donde las aceptaran. Muchas no pudieron ir a casa de familiares porque eran de provincias, pero las que tenían familia en Madrid se llevaron consigo alguna compañera. Una hermana de Sor Corazón, casada y con piso, se llevó a Sor María del Rosario y Sor María del Sagrario llevó también a casa de sus familiares a Sor Mª Beatriz de Santa Teresa, otras religiosas se fueron a pueblos de la provincia donde tenían familiares. Por el testimonio de alguna de ellas sabemos la vida que llevaban en las casas particulares. Sor Mª del Sagrario da cuenta de cómo vivieron ella y Sor Beatriz en la casa de sus hermanos. "Desde febrero del 36 -nos dice- Sor María Beatriz estuvo ya con mis hermanos, estos la consideraban como de la familia. Y así, al iniciarse el Movimiento Nacional, fue mi cuñado al piso donde nos habíamos refugiado y la dijo a la Madre que él podía tener dos en su casa, rogándole dejase ir conmigo a Sor Beatriz, pues toda la familia se alegraría, añadiendo para hacer más fuerza, que era también más disimulado, porque varias personas la habían dicho que se parecía a una de mis hermanas". 186