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no hubo muertes ni ataques a iglesia o casas religiosas, pero los piquetes del Frente Popular se situaban de manera estratégica a la puerta de los colegios electorales e insultaban y amenazaban a los que "por la pinta" no parecían de sus ideas y, por tanto, no les votarían. En previsión, de cualquier susto desagradable, muy posible si se tiene en cuenta el clima tenso que se respiraba en la calle, Se produjo la tercera salida. Algunas fueron recogidas en las mis– mas casas particulares de las veces anteriores, el resto con las enfermas, se alojaron en un hotel de la calle Pilar de Zaragoza, nº 79, propiedad de una señora que había sido alumna del antiguo colegio de las Concepcionistas de San José. En total, se hospedaron en el hotel nueve religiosas. Permanecieron fuera del monasterio treinta y seis días, la ausencia más prolongada del monasterio hasta el abandono forzado y definitivo de julio del mismo año. El triunfo del Frente Popular, que englobaba a todos los partidos de izquierda, creó una mayor psicosis de inseguridad ciudadana. Se incremento la tensión social, las masas revolucionarias se envalentonaron y los atropellos y muertes de personas religiosas o pací– ficas, incautaciones sin indemnización alguna de tierras y edificios, era un goteo ininterrumpido de violencia. Como ya dijimos en otra ocasión, todo este desorden sucedía sin una reacción convincente del gobierno, en parte por cobardía ante las reacciones salvajes de las masas y, en parte, porque varios miembros del Gobierno pertenecían a algún movi– miento revolucionario y estaban de acuerdo con esa política de falta fla– grante de respeto y justicia hacia personas y propiedad. Los intelectuales como Unamuno, Ortega y Gasset, etc, que en un principio se manifestaron a favor de la República, a la vista del desorden incontrolado, de la falta de respeto a la propiedad y las personas volvie– ron la espalda a la izquierda y empezaron a manifestarse en su contra. "No es esto -decían- lo que esperábamos de la República". El Sr. Maura, que fue ministro de Defensa en el primer trienio de la República, presentó la renuncia en la primera sesión de la Constitución. Dos semanas después de las elecciones de febrero del 36 hacía esta ra– diografía de la República: "Hoy la República no es otra cosa que la 174
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