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con el gobierno cuando recibieron la invitación del señor Aznar. En cam– bio, la mayor parte de los opositores a la monarquías, después de sendas reuniones en Santander y San Sebastián, eligieron un gobierno en las clandestinidad. Aznar convencido de que se había llegado a un total es– tancamiento de relaciones con la oposición, convocó elecciones para los primeros meses de 1931, la peor solución de todas las posibles. La convocatoria de elecciones hizo que todos los partidos se pu– sieran en plan de campaña y que las fuerzas de la izquierda y revolucio– narias -sindicatos anarquistas, socialistas y de otras muchas siglas– empezaran a organizar algaradas en las calles que muchas veces termi– naban en explosiones de violencia y de intimidación. Desde que se convocaron las elecciones, la fractura entre ambas co– rrientes ideológicas, la monarquía y los partidos políticos, fue absoluta. Fueron convocadas como elecciones municipales , no se las podía ni dar a las mismas otro significado porque esa era la intención de la autoridad legítima. En cambio los partidarios de la república las consideraron como un plebiscito para determinar si España debía ser monarquía o república. Hay, por tanto, en el origen de la convocatoria una falta de acuerdo por– que la oposición se salta a la torera la ley. La oposición observó el mismo comportamiento de situarse al mar– gen de la ley durante las elecciones, interpretó los resultados como le con– venía para sus fines. En las dos vueltas de los escrutinios los resultados fueron favorables a los partidarios de la monarquía, por tanto del régimen constituido, obtuvieron un mayoría aplastante. Los partidarios de la Re– pública solo ganaron en las grandes ciudades pero adujeron que el ver– dadero sentir del pueblo estaba en las ciudades y esto bastó para que las masas se echaran a la calle y celebrar la victoria de los partidarios de la República sobre los monárquicos. Como ocurrió en otros momentos de la Historia de España, el go– bierno no estuvo a la altura del momento, especialmente delicado, que se provocó en aquel 14 de abril de 1936, fue presa del desconcierto ante los resultados inesperados, cosa que aprovechó la oposición para enva– lentonarse. Sanjurjo se encargó de poner las cosas aún más difíciles al 164
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