BCCCAP00000000000000000000447

que en mi vida pueda realizar -la Profesión- pues de verdad le digo que sólo confiando en la bondad y misericordia infinitas me atreveré a hacerlo. Estoy muy persuadida de la gran deuda que pesa sobre los religiosos y que el no corresponder a los be– neficios divinos, merece mucho más castigo que en los del mundo, porque recibimos gracias mucho más abundantes". Hay otras palabras en las que Sor Mª Beatriz demuestra que lo de la fidelidad al Señor lo llevaba muy en serio. En la siguiente carta del 5 de junio de 1930 escribió estas palabras cargadas de valentía y responsabili– dad: "Acuérdese de mí el día 17 de los corrientes, aniversario de mi entrada en este sagrado recinto, dígale a Jesús, que antes me aniquile, que sea infiel a la gracia que me dispensó ese día". Sor Mª Beatriz tuvo siempre mucha ilusión porque alguno de sus her– manos fuera agraciado por el Señor con la vocación religiosa, por la carta escrita a D. Manuel del 14 de septiembre de 1930 vemos con qué interés detectaba cualquier atisbo de vocación religiosa en sus hermanos. "Hace algún tiempo, -le escribe- me decían mis padres que Víctor quería venirse al colegio de los Padres Franciscanos de esta provincia; yo, aunque lo deseaba mucho, no lo he animado hasta ver si es cierto, ahora me dicen los Padres que unas veces sí y otras que no, comprendo que a esa edad es más difícil hallar esa resolución de una persona mayor, por lo que me alegraría me dijera V. su parecer, con toda libertad y confianza, según lo que en él vea y tenga la bondad de decírmelo si le ve animado, para decirlo a los Padres (Franciscanos), pues está en la mejor edad para ingresar en el colegio". El Señor no llamaba a Víctor por los caminos de la vida religiosa, sus padres a ruegos de su hermana le sondearon y llegaron a la conclu– sión de que no había ninguna decisión firme, que acaso lo pensó alguna vez pero no pasó de ahí. Así se lo comunicaron a ella, por eso cuando Narcisa escribe de nuevo a D. Manuel le dice: "Parece que el Señor se complace en que yo le ofrezca sacrificios de mis deseos, unas veces me alienta, otras mortifica mis esperanzas". 156