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En cambio, en los tiempos de fiesta o recreación parecía otra. Se mostraba alegre, comunicativa, jovial y desenfadada con todas y utilizaba todos sus recursos que no eran pocos, para que sus hermanas vivieran esos tiempos en un clima alegre, distendido y reconfortante. Los testimo– nios de sus compañeras refrendan ampliamente estas afirmaciones. "En el recreo -dice Sor Mª del Sagrario- estaba siempre ale– gre, afable y condescendiente con todas, a todo cedía y a todo se avenía, solo expresaba su opinión cuando se lo pedían ex– presamente". "En los recreos -afirma también sor María del Rosa– rio- era siempre la más alegre y la que más hacía reír a las demás con sus inagotables recursos. Pero aunque se mostraba jovial y cariñosa con todas -es esta una observación sumamente in– teresante- era siempre delicadísima con todas". A continuación nos amplía la misma religiosa en qué consistía esta delicadeza. "Nunca hizo pasar buenos ratos a la Comunidad a cuenta de alguna her– mana: sacando a relucir sus defectos o cosas que la dejasen en ridículo, porque decía: Aunque esto se haga con gracia, es una falta de caridad, a veces grave, porque la hermana aludida suele pasarlo fatal y no hay derecho a causar sufrimiento a una para que el resto lo pase divertido". Uno de los modos más inteligentes e inofensivos de hacer pasar bue– nos ratos a los demás consiste en saberse reír de sí mismo. Todos los pasan bien y no hay chivo expiatorio. Esta era la forma preferida de nuestra hermana para amenizar los recreos de comunidad. A veces, las compañeras la tomaban el pelo a cuenta de su estatura más bien baja, entonces ella cogía dos pajas una más larga que la otra y les decía: "Mirad, la paja larga representa a las buenas mozas, se las sopla y no resisten, se doblan, en cambio la más pequeña, imagen de las bajitas, se la sopla y no se dobla, se mantiene firme". En otras ocasiones hacía reír a las monjas a cuenta de su fracaso, cuando la Madre la pidió que hiciera exhibición de sus progresos musi– cales ante el cura de su pueblo. Estaban -decía- el Sr. Cura y la Madre pendientes de mi demostración pensando que sería un éxito, pero solo me salieron gallitos. (Y reproducía la escena). 151

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