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Señor. Sería precisamente el hermano más pequeño, el que ella dejó en el seno de su madre, cuando salió del pueblo, el agraciado con la vocación religiosa. Hoy es sacerdote y religioso y ha gastado muchos cientos de horas de su vida y con mucho cariño e ilusión para dar a conocer la vida y gesta heroica de Sor Mª Beatriz y de sus hermanas concepcionistas. Vida de profesa. Hoy "los de fuera" tienen ya mayores conoci– mientos sobre el régimen de vida que se hace en los conventos de clau– sura, pero aún hay mucha leyenda negra sobre las monjas, personas que se imaginan a las religiosas de clausura en un éxtasis permanente, dedi– cadas exclusivamente a la oración y al Oficio Divino en el silencio, oscuro y tranquilo del coro o en paseo silencioso por el jardín conventual. Las monjas tienen sus horas de oración y Oficio divino, pero luego desarrollan las tareas diarias como cualquier currante. En los conventos sólo entran circunstancialmente personas para trabajos especiales, como la instalación o arreglos eléctricos, fontaneros, albañiles o técnicos de con– servación de máquinas complicadas, pero el sinfín de tareas para el buen funcionamiento y conservación del caserón del monasterio, corre a cuenta de las monjas, hasta el cultivo de la huerta o sulfatar los árboles o parras. Además de los trabajos internos de la casa, todas las comuni– dades tienen hoy múltiples trabajos profesionales que realizan para los de fuera, casas comerciales o particulares. De estos trabajos vive prefe– rentemente la comunidad, porque el recurso tradicional de la limosna hace tiempo que cayó en desuso. Desde que emitió su profesión religiosa a Sor Beatriz se le confia– ron diferentes trabajos: comedor, sacristía, la Iglesia como segunda res– ponsable, etc. El 27 de diciembre de 1928, finalizo Sor Mª Beatriz los tres años de sus votos simples, pero no emitió la profesión solemne hasta el 19 de marzo de 1929, fiesta de San José, por falta de edad. Los votos solemnes no se pueden emitir antes de los 21 años cumplidos y nuestra Hermana no los cumplió hasta marzo de 1929. Recibió sus votos o compromisos para toda la vida la M. Dominica de la Cruz y celebró la Eucaristía el P. Jesús Jiménez. 138

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