BCCCAP00000000000000000000447
"Padre, los días en el pueblo se me hacen inaguantables, quiero ingresar en el convento cuanto antes". Y como sabía que la res– puesta de su padre se demoraría algunos segundos añadió: "Sufro mucho, Padre, creo que no debo permanecer en el pueblo por más tiempo". El Sr. Abundio continuaba en silencio, ella aguardaba con ansiedad la respuesta y por eso la pausa habitual de su padre le resultó esta vez excesivamente larga. Al fin habló el padre y sus palabras fueron consuelo y esperanza para su alma atormentada: Hija -le respondió- si estas a disgusto, cuanto antes mejor". En la respuesta, el Sr. Abundio demostró que conocía muy bien el carácter de su hija, descartó de inmediato que se tratara de un capricho pasajero o ganas de eludir las muchas y pesadas tareas de casa. Conocía el temple recio de su hija, su sentido de responsabilidad, capacidad de trabajo y el cariño entrañable que sentía por todos los suyos, tuvo, por otra parte, en cuenta lo muy necesaria que era en la familia, pero todo ello -pensó probablemente para sí- no podía justificar la prolongación del sufrimiento agudo de su hija. Cuando Narcisa dice:"sufro mucho" y "no puedo seguir en el pueblo por más tiempo" no sería justo dudar de que está sometida a una tensión insoportable. La Inmaculada abre a Narcisa las puertas de su casa. El Señor hace siempre bien las cosas y las hace completas, aunque a nos– otros a veces nos parezca lo contrario. Concede a Narcisa el don de la vocación y además le facilita su entrada en la institución religiosa cuyo carisma distintivo era la imitación y culto especial a la Virgen Inmaculada. Precisamente la devoción a la Virgen bajo la advocación de Inmaculada era la debilidad de Narcisa. Algunos días más tarde de la conversación que mantuvo Narcisa con su padre, recibió D. Manuel Zapico carta de las Concepcionistas Franciscanas de San José de Madrid. D. Manuel era muy conocido de las monjas de Sa– gasti, porque había gestionado el ingreso en esa misma casa de Clotilde Cam– pos Urdiales, de Valdealcón, pueblo limítrofe con Nava de los Caballeros. En la carta decían las monjas, que necesitaban una joven que tu– viera buena voz y pudiera hacer de solista en las Eucaristías y otros actos 129
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz