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De ella dependía el cuidado de sus hermanos, llevar las vacas u otra clase de ganado a los pastos, viajes a la fuente del pueblo, -en tiempos de Narcisa aún no había agua corriente en el pueblo- hacer limpieza dia– ria en la casa, preocuparse de hacer la comida, dar de comer a los ani– males que permanecían en los establos, luego llevar la comida a los padres y empleados que trabajaban en el campo, etc. Narcisa desempeñó todos estos trabajos con gran desenvoltura, constancia y responsabilidad, sin que saliera una sola queja de sus labios. Así lo confirma su hermano Víctor: "Nunca mostró disgusto por el exceso de trabajo y en alguna ocasión en que su padre le lla– maba la atención porque no había terminado de realizar alguna de las tareas nunca manifestó disgusto o rebeldía". Esta actitud de serena e imperturbable mansedumbre, manifestaba también en el trato con sus amigas, Marina, Cándida, Severina, Asunción, Jesusa, compañeras de la escuela, en los juegos y salidas de los domin– gos. Cuando les pedí algún dato de lo que recordaran sobre ella, todas resaltaban lo mismo: su paciencia, alegría y afabilidad en el trato. Valga por todas el testimonio de Jesusa: "Siempre andábamos juntas y nuestras relaciones fueron siempre muy buenas, su trato era siempre, alegre, acogedor, nunca estaba mohína ni se enfadaba por nada o trataba de mantener terca sus caprichos. Aceptaba siempre y fácilmente los deseos de todas sobre el lugar de pasar bien la tarde". ( 23 l Esta manera de comportarse, natural y agradable, observaba tam– bién con las personas mayores. Nava de los Caballeros es un pueblo con pocos habitantes, por este motivo se conocen y relacionan todos, como si fueran miembros de una misma familia. Pasar delante de alguno de los del pueblo y no saludar o darle los buenos días, se consideraba com– portamiento inamistoso, señal de que estaban distanciados por alguna desavenencia o conflicto anterior. Nuestra hermana no era amiga de largas paradas o conversacio– nes, tenía siempre mucho que hacer, tampoco frecuentaba los famosos mentideros de los pueblos, rincones o solanas para el invierno y lugares sombreados en verano donde algunos y algunas se pasaban largas 120

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