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Orden que por la práctica de los consejos evangélicos se propone seguir a Cristo con más libertad e imitarlo más de cerca (PC) viviendo la con– sagración radical con que María fue consagrada por Dios en el misterio de su Concepción Inmaculada (IU; R 7; CCGG.25).Y ellas consumaron su consagración con el martirio. Vemos en nuestras hermanas mártires la ofrenda cruenta de sus vidas como el coronamiento, la última y más impresionante consecuencia de lo prometido en la profesión religiosa. Ellas supieron vivir el Evangelio que es fuente de vida y santidad para todo cristiano, asumiendo también coherentemente pasajes que im– plican una total generosidad. "Si alguno quiere venir en pos de mí, nié– guese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Le. 9.23). Es este, el modelo que adoptaron los apóstoles y que en la historia posterior se ma– nifiesta brillantemente en los mártires, nuestras mártires. Podemos ver aquí que la vida religiosa nace en el contexto de este radicalismo evangélico común para todos los cristianos. Pero ella la ex– plica de forma histórica visible. Es más, el radicalismo evangélico de la vida religiosa constituye su propia identidad de tal modo que al margen de esta forma de vida carece de sentido. Este radicalismo evangélico es la condición para el seguimiento de Jesucristo. Abrigamos firmemente la esperanza de que la publicación y lectura de este excelente libro del P Rainerio hará mucho bien a sus lectores. Vi– vimos momentos de la historia en que los hombres y las mujeres soportan una sociedad que no corresponde a sus deseos más nobles, se ridiculiza la religión y se hace tabla rasa de los valores humanos y espirituales que garantizan la convivencia armónica entre los humanos; en cambio, abun– dan la confrontación apasionada, la inseguridad personal, los partidis– mos, la falta de respeto a la persona, etc. Y por eso cada vez más y con más insistencia hombres y mujeres se sienten hartos de la sociedad actual y desean encontrarse con hombres y mujeres que encarnen y den testi– monio de los verdaderos valores humanos y religiosos. A este clamor le– gítimo de los que hambrean la regeneración de la sociedad responden los mártires con su comportamiento heroico, su vivencia de los valores humanos y espirituales y su actitud reconciliadora amorosa y llena de paz. 9

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