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Como se puso remedio a tiempo, la cosa quedó reducida a una ope– ración sumamente dolorosa, teniendo en cuenta los instrumentos rudi– mentarios de entonces. Con ocasión de este paso por el hospital, los médicos descubrieron que Sor María del Pilar tenía también una hernia inguinal. De ambas cosas, bocio y hernia, salió libre nuestra biografiada del Hospital aunque con muchas molestias, porque las heridas no estaban aún cicatrizadas. En sus días de enferma, los médicos y personal del Centro hospita– lario descubrieron en Sor Mª del Pilar otras cosas que no eran enferme– dades físicas sino joyas sorprendentes de su alma grande y hermosa. No hay que olvidar-como acabamos de insinuar- que las operaciones, en– tonces, se realizaban con medios muy rudimentarios, sobre todo en ins– tituciones como el Hospital de la V. O. T, financiadas con la caridad pública; los dolores eran a veces insoportables. Cuantos estuvieron pre– sentes en las operaciones y en las curas, confesaron admirados que jamás se la oyó un lamento o una queja en los momentos especialmente dolo– rosos y en cambio se deshacía en palabras de agradecimiento hacia los médicos y las enfermeras. El paso de Sor Mª del Pilar por el quirófano, ocurrió algunos meses antes del abandono definitivo del convento, las intervenciones quirúrgicas sirvieron para purificarla como el oro en el crisol y así presentarse ante su Divino Esposo con limpieza inmaculada de alma y cuerpo. 8.- Sor María Diez Recio Moradillo del Castillo es una diminuta aldea que vive casi oculta en un bello y agreste rincón de la pro– vincia burgalesa, con abundancia de agua, arbolado, protegida de los vientos por los altísimos y apocalíp– ticos farallones del Ruidrón, donde construyen sus nidos y refugios numerosas familias de buitres leona- dos y otras aves rapaces. 102

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