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Sor María Angela Astorch vuelve a darse a cono– cer hoy providencialmente, porque tiene un mensaje apropiado para nuestra generación, necesitada de mirar la vida en profundidad, de descubrir la dimen– sión divina del existir. Es el suyo un mensaje de autenticidad, de apertura al Amor, un camino -mi camino interior lo llama ella- entreverado de rau– dales de luz y de tinieblas purificantes, que se hace guía y estímulo para muchas almas. Hubo un tiempo en que fue ampliamente cono– cida. En Murcia, donde irradió santidad en los dos últimos decenios de su vida, persiste aún la devo– ción a la Fundadora, y son muchos los murcianos que recurren a su intercesión. La fuente fundamental de que me he servido para esta biografía son sus propios escritos, en especial las relaciones hechas por mandato de sus confeso– res sucesivos, recopiladas y continuadas hasta diez años antes de su muerte por orden de D. Alejo de Bo– xadós. El manuscrito, de puño y letra de María An– gela, quedó fatalmente destruído por la humedad durante la guerra civil, en casa de una persona se– glar a la que lo habían confiado las capuchinas de Murcia cuando tuvieron que abandonar el conven- 5