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experimentase condiciones de tal, y fue una gran– diosidad llana y humilde para con Él y muy comu– nicable: un agradecido deshecho, un temple santo que, como un licor, me incorporaba toda eri sí. .. » (fº 132v). · El 12 de agosto, fiesta de santa Clara: «Experi– mente a su Majestad divina ha~iéndome asistencia y compañía como Esposo, y gustosamente se gozaba y deleitaba conmigo; y yo experimentaba una en– fe::-medad y modo de dolencia interior muy deli– cada ... » (fº 13Jr). Es la «dolencia de amor», glosada por san Juan de la Cruz. La dote del desposorio era la cruz, por elección de ella misma. En 1635 tuvo un sueño «suavísimo y :lelgado, que no parecía sueño natural». Vio delan– te tres cruces grandes, la del medio mucho mayor que las otras; con sólo verla, le robó el alma. Oyó que le preguntaban: -¿ Cuál de estas cruces quieres más? - ¡La más grande! -respondió sin vacilar, y se abrazó a ella. -De hoy en adelante -añadió la misma voz– esta cruz será tu esposa para ti y tú para ella (fº 60v). Ese amor al Esposo crucificado la llevaba a sen– tir hondamente las ofensas y la mala corresponden– cia de los hombres. Estando meditando «el agravio hecho a nuestro Señor» con el beso de Judas, en la semana santa de 1636, sintió que el Amado le de– cía en el íntimo del alma: -Corre por tu cuenta el sentir mis agravios (fº 64v). ¡Si ella pudiera ser su «quitapesares»! (fº 95v, 114v); o dar la vida por Él, en ofrenda virginal, me– diante el martirio ... (fº llSr). 73

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