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:E:l primÉr cui~lt98 ~ra po~er a ~a~, recié:q. llega· das en contacto directo con D10s, ¡mciandolas en· la 8fGlClÓn IHHrg1ca y Írle:q.tal. Sobre' todo, la ~radón contemplativa: «Han de hambrear de noche y de pía ser alrrúis de oración; y de e'sto trate'q y ha]:,len ~ienlWt l~s una~ ptjn lcts pt:ra?.» ·· · ·· l. Para adaptarse a la disppsició:r,, tantas veces nr dimenfaria; 'de las º'jóvenciiás, las· encaminaba me· cl.fante una· pfedad cOnáeta ·v desmenuzada, ha~ta exageradamente nieticúlos~, perq ..sin devocion<!.lis- ,. . •..- . . _,J ' -. '-~ • -·~ . ',-, ' ,. ( mos mecamcos. Al mtsrnp tiempp la~ guiiRª ~l descubrimiento de la :realidad de 1as campaneras, en el modo de conducirse· entre ellas v 'é'n 'ías 'fi'xigencias de la vida comunitaria. Era ' exigente 'en .pµnto a unión frater– pa y, sobre tódo, en lo tpcante '•a' la total nivelación al interior del mdnastedo: «En' las recreaciones ni en otras juntas -advterte a las maestqs- p.o con– sientan se habfo de' lihaie' ni mayorazgo,' 'rii dé 'limos- P,~~ '9-u~ ~iptefgp, JR j4~_wotes+~mes, al sonvento. N1 se ' diga: Yq tra.1e el pano, henzo o sayal. Y: A fu– lana le hicieron hábito del sayal que traje. ¡Dios nos libre de tal cosa! La religiosa que tal diga y echare por la boca es digna de grande castigo, por– que en entrando por aquellas puertas, aunque sea la hija del rey y traiga muchos haberes, como tal no tiene nada y, en profesando, mucho menos, porque aun el cuerpo no es suyo, sino de la religión, pues en razón de linajes la mayor honra que puede tener es ser monja capuchina descalza e hija de nuestro seráfico Padre san Francisco; y los mayorazgos son las virtudes con que se le pareciere. Porque todas estas cosas no son sino distracciones y llenar los corazones de vanidad y volverse con los pensa– mientos a las vanidades del inicuo mundo ... » No parece sino el eco de la conocida expresión de san Francisco de Asís: «El mundo es la región .. .. , : • : · __J . 42

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