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4. A LA FUNDA:CióN DE ZARAGOZA COMO MAESTRA DE NOVICIAS El monasterio de Santa Margarita, con su farna de fervor, austeridad y gozo franciscano, y por el eco de la farna de santidad de su difunta fundadora, ejercía creciente atracción sobre la juventud feme– nina. A los diez años de su vida la comunidad se vio en la precisión de proliferar. En 1609 se realizaron dos fundaciones: la de Gerona, dirigida por sor Ce– cilia Guirnerá, y la de Valencia, a cargo de sor Ca· talina de Lara. De ésta saldría, en 1614, la de Alcira y, en 1618, la de Madrid, llevada a cabo asirnisrno por la emprendedora sor Catalina. Al tomar posesión del nuevo monasterio el 19 de julio de 1612, siendo abadesa sor Ursula de los Arcos, hubo mayor holgura de espacio, pero el nú– mero de religiosas iba siempre en aumento. Venía de atrás el proyecto de fundar en la capi– tal de Aragón. Estaban interesados en ella los ca– puchinos, establecidos allí desde 1598. Lo estaba también, corno aragonés, el confesor mosén Martín García; y no menos ilusionada estaba sor úrsula de los Arcos, natural de Zaragoza, desde que profesó en 1604. Tenía ésta un hermano capuchino por nom– bre fray Andrés de Zaragoza 1 • Hablando con él un 1 Había tomado el hábito el 23 de abril de 1600; murió 37

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