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3. FERVORES DE JUVENTUD Bajo la guía de sor Isabel aprende a ser «maestra de sí misma» Cinco años hubo de pasar María Angela en cali– dad de aspirante, pero en régimen de noviciado; lar– ga espera para quien tanto anthelaba su plena con· sagración al Señor. Pero había de ser así, dado que las constituciones de las capuchinas, adoptadas por madre Angela Serafina, prohibían admítir a ningu– na joven a la profesión antes de los dieciocho años. Y debía preceder el año de noviciado canónico. Debidamente admitida por el capítulo conven– tual, dio comienzo a ese año el 7 de septiembre de 1608, teniendo como maestra de novicias a su her– mana. «La primavera de mi espíritu», llama aquel tiempo de intensidad contemplativa y ascética, para el que tomó como abogado y guía al evangelista san Juan. Siempre bajo la · dirección del confesor mosén Martín, paternal pero exigente, y de sor Isabel, ex– perta en las vías del espíritu, hacia la que sentía un afecto que era veneración, hizo nuevos progresos en el descubrimiento de la intimidad divina,; y ma– duró, al mismo tiempo, como mujer. Entre los sensatos criterios formativos de su her· 29

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