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20. MUERTE Y GLORIFICACIÓN El día 21 de noviembre de 1665 le sobrevino un ataque de hemiplejía. Al propio tiempo recobró en pleno el uso de sus facultades mentales. Las her– manas la oyeron razonar y, sobre todo, exhalar sus sentimientos íntimos ante la proximidad de la par· tida, padeciendo en el cuerpo y . jubilando en el es 7 píritu. Un día, señalando con la mano hacia un punto invisible, exclamó: ~ ¡Allí, allí: una mano me llama! Hizo su confesión con la lucidez de sus mejores años. Recibido el Viático, la vieron permanecer ex· tática por largo rato. Su semblante estaba risueño, pero eran fuertes los sufrimientos de su cuerpo, llagado por la inmovilidad en el lecho. Preguntán· dale un día cómo le iba, contestó: -Estoy en cruz. Expiró serenamente el dos de diciembre de 1665, después de haber entonado, con un resto de voz, el Pange lingua, coreado por sus hijas espirituales en· tre gemidos incontenibles. Contaba 73 años de edad. Era mediodía. Por feliz coincidencia, en aquella misma hora las campanas del vecino colegio de la Compañía anunciaban alegremente la fiesta del día siguiente, san Francisco Javier, en medio del esta· llido de «fuegos voladores». 231