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17. TRIBULACIONES Y PRUEBAS La peste de 1648 El siglo XVII fue pródigo en epid~mias en toda Europa, y una de las más mortíferas fue la que asoló el levante y sur de España de 1647 a 1653 en varias acometidas. Hizo su aparición en Valencia y en Andalucía. María Angela, con su comunidad, intensificó súplicas y penitencias para que la ciu· dad de Murcia se viera libre del azote; pero expe· rimentaba personalmente, en los momentos de in· tercesión más empeñada, como que Dios no acep– taba aquella oración: «Se resistía a ser rogado», dice ella misma. Con lo que comprendió que la peste llegaría irremisiblemente por ocultos designios di– vinos, que ella acataba. Ni siquiera su familia re– ligiosa sería preservada; pero el Señor le dio la seguridad de que ninguna de las hermanas morí· ría (fº 182v-183r). Ya desde el comienzo de la fundación la venía entristeciendo la situación moral de los habitantes de Murcia; personas piadosas se la habían presen– tado como «una ciudad ardiendo en pecados». Su– plicaba, y lloraba el peligro de tantas .almas; y, co– mo le sucedía ante el misterio de las guerras y ca– tástrofes, se le hacía difícil también aquí conciliar 197
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