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Contemplación más explícitamente bíblica y litúrgica En Murcia sigue siendo el Breviario la base de sus ascensiones místicas, y la sagrada Escritura le sigue ofreciendo las expresiones más adecuadas pa– ra sus sentimientos; siempre, naturalmente, en latín. También el clero murciano se sentirá intrigado por ese conocimiento, tan fuera de lo común, de la lengua de la Iglesia. El mencionado canónigo Ver– dín, junto con el deán de la catedral de Cartagena don Tiburcio de Berrio, la examinaron a concien– cia, y quedaron admirados 3 • Sin embargo, lo que ella experimenta en su espí-_ ritu bajo la acción de las comunicaciones divinas va más allá de la letra del texto sagrado. «Como no hallo palabras para declarar las mercedes que Él me comunica -escribe en 1646-, me valgo de se– mejanzas y lugares de Escritura, que, teniéndome comprendida en mi profundidad, no corre Escritu– ra, sino sólo el Autor de ella y mi alma, reconcen– trándose con Él» (fº 162v). María Angela vive una espiritualidad litúrgica, en el más genuino sentido. Los tiempos litúrgicos desfilan por sus apuntes, año tras año, provocando en su espíritu sentimientos y luces infusas siempre en la línea de los misterios conmemorados o, mejor, continuados y revividos en la Iglesia. En ocasiones creeríamos estar leyendo a cualquier liturgista de nuestros días. Cada año, al escuchar el pregón pascual del diá– cono, en la mañana del sábado santo, según el uso común, ella se traslada a la vigilia nocturna que da ambiente a la celebración, a esa «feliz noche, única 3 Traslaclo, fº SOv, 66r. 179

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