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una verdadera prueba de espíritu. En sus relacio– nes al confesor, mosén Alejo de Boxadós, catalán como ella y refugiado, habla de verdaderas tenta– ciones contra la fe en la providencia divina, que permite esas guerras en que tantos males se acumu– lan y tantas almas se pierden. 144 «En una ocasión, cantando vísperas -es– cribe-, de pronto reverberaron en mi memo– ria los trabajos de mi patria y prindpado de Cataluña, y esto con una melancolía y tristeza, que desfallecía mi corazón y no me podía tener en pie. Estando, pues, de este modo y las vísperas adelante, pues principiaba ya el coro el cuarto salmo Laudate pueri Dominum, al instante me llenó todo mi interior mi divino Señor de una muy particular deleitación en las palabras que iba cantando, de modo que echó de mi alma toda tristeza, con un afecto y estimación reve– rencial a su Majestad inmensa, el cual con ta– les presagios me iba disponiendo como mise– ricordioso Padre mi interior. Puesta, pues, en quietud y tranquilidad, asen– tó en mi alma una complacencia y resignación en su santísima voluntad y gustar de lo que él gustaba. Estando ya de este modo, se me avivó el aprieto en que estaba aquella ciudad, y así como advirtió mi alma se entraba por la puerta de mi natural el sentimiento penoso, hizo un esfuerzo grande, y la gracia mucho mayor, que en un punto me hallé resignada, y en mi interior un habla, sin duda de su Majes– tad, que me decía: -Si ,por ventura yo esperase tu voluntad para hacer la mía, ¿no me la darías? -¡Sí!, ¡sí! -respondí-. Pero, si es para castigar a mi patria, sea con vuestra acostum– brada piedad y misericordia. Como realmente se dignó de hacerlo, según