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13. CATALUÑA, «MI PATRIA ATRIBULADA» Uno de los rasgos humanos más llamativos q_e sor María Angela Astorch es su catalanismo, si vale la expresión. Ya indiqué el sentimiento que experi– mentó al tener que partir de la que ella seguirá llamando «mi patria», un sentimiento que nada res– taba a su espíritu ampliamente universal. Podemos comprender su angustia en los años tristes de la guerra del principado (1640-1652). «Te– nía el corazón tan quebrantado y desmayado aque– llos años -escribe-, que no esperaba sino dar el alma a Dios. Rogaba y pedía a todas las personas espirituales lo hicieran.» Interponía la intercesión de su venerada madre Angela Serafina y de su her– mana Isabel, recurría a santa Eulalia, «patrona del principado y protomártir de España»; pero no ha– llaba respuesta en la bondad de Dios, como si fa– talmente hubiera de seguir pesando sobre sus com· patriotas aquella desventura (fº 240v). Se interesó vivamente por los catalanes que lle– gaban a Zaragoza como refugiados y los socorrió en cuanto estuvo de su parte, incluso distribuyendo ent:-e ellos los vestidos seglares de las jóvenes que hacían tomado el hábito. La tragedia de su patria constituyó para ella 143

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