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UNA MUJER VALIENTE Las gentes de todos los tiempos preferimos se– guir practicando una religión a nuestro antojo en vez de escuchar la palabra de Dios. No se vive la fe. Pero hubo una persona en la que la Palabra en– contró respuesta adecuada, una persona en la que podemos ver realizado el reinado de Dios de una manera clara. Esa persona fue María de Nazaret. Ella fue una mujer de pueblo, pobre y senci– lla. En la audición de la palabra llega a compren– der el deseo de Dios de que todos vivamos como hermanos. El µabiar de pobres y ricos no es un lenguaje sociológico para María, es un lenguaje teológico: la existencia de pobres y ricos supone un gran pecado contra la fraternidad. Los poderosos, los príncipes, reducen el tema "pobres-ricos" a mera sociología, no le reconocen ninguna trascendencia. Para ellos es simple y lla– namente horizontalismo. En el lenguaje del Evan– gelio, que es el lenguaje de María, en ese horizon– te se trasparenta una verticalidad escalofriante: no sólo se menosprecia a los pobres sino que se -48-
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