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Pero el pueblo israelita, cuando estaba cauti– vo en Babilonia, llegó a descubrir que la creación no había terminado. A Dios y al hombre toda– vía le quedaba mucho por hacer. Había que se– guir creando al hombre, sacarlo de la esclavitud, restituirle la tierra prometida, constituirlo nuevo pueblo. Los dioses y los príncipes de Babilonia les decían: "Hemos llegado a la meta ideal. No hay nada nuevo. Nada como Babilonia". Dios, sin embargo, les dice a los cautivos por boca del Profeta: "No se acuerden de lo pasado, no piensen más en lo antiguo, miren que realizo algo nuevo. Ya está brotando, ¿es que no lo no– tan?" (Is. 43, 18-19). "He aquí que yo creo cie– los nuevos y tierra nueva" (Is. 65, 17). La creación es el horizonte en que comienza a moverse el pueblo sojuzgado en Babilonia. Es una nueva esperanza. Dios es creador, es dador de vida. Cuando esperábamos que todo había terminado, que estábamos en la noche definiti– va, he aquí que comienza a alborear. Este es el cuadro luminoso de la fe en Dios. No es un Ser opresor, que se complazca en la muerte. Quien crea.en Dios, no puede darse nun– ca por vencido. Encuentra fuerzas para comen– zar a luchar en busca de un mundo mejor. Se siente colaborador de Dios, co-creador con El. -40-

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